Ley de similitud o semejanza
Similia similibus curantor
La ley de similitud en las plantas medicinales establece que lo mismo que te cura, te puede hacer enfermar, el secreto esta en la dosis. Este breve artículo explica un poco más este principio, necesario para comprender la acción de las plantas medicinales en nuestro cuerpo.
¿Qué es la ley de similitud?
La ley de similitud, o principio de semejanza, es el cual se plantea que toda sustancia que es capaz de provocar enfermedad en un individuo sano (dosis tóxicas), esa misma sustancia en dosis muchísimo menores es capaz de curar enfermedades cuyos síntomas y signos sean similares a los que produce en el individuo sano.
Esta es la base de de la homeopatía que desarrolló el Dr. Samuel Hanneman hacia el año 1790. Traducido literalmente este principio quiere decir, lo similar se cura con lo similar.
Ley de similitud en las plantas medicinales
Dejando a un lado la homeopatía y centrándonos ahora en la ley de similitud aplicada a plantas medicinales, quiero profundizar sobre este principio. Se sabe, que la intoxicación de algunas plantas, a dosis adecuadas producen el efecto contrario. En mi experiencia, sí que he comprobado que tomado internamente, un remedio demasiado potente, produce el efecto contrario esperable. En estos casos, disminuyendo la dosis, el desequilibrio se corrige y se da la curación.
Experiencia personal con la ley de similitud en un caso real
Voy a contarte una anécdota que me ocurrió cuando mi primer hijo tenía año y medio. Tenía tos y un ligero dolor de garganta. Había preparado un jarabe para ocasiones como esta y comencé a dárselo. La dosis era a priori, correcta, 2 ml de jarabe, tres veces al día. Después de dos días, empeoró y desarrolló amígdalas infectadas, que no tenía antes. Hablando con la persona que me enseñó sobre plantas y con quien sigo aprendiendo, me preguntó sobre la dosis del jarabe que le estaba dando. Luego, me preguntó sobre la fórmula del jarabe (qué plantas había agregado a él). Me dijo que había hecho un jarabe demasiado poderoso y por eso le causó la amigdalitis. Me recomendó que redujera la dosis a la mitad, y así y lo hice. En dos días, estaba como nuevo.
Como puedes ver, el mismo jarabe que le causó la amigdalitis lo curó al reducir la dosis. Lo que aprendí de esa experiencia fueron dos cosas. Por un lado que los niños son muy sensibles a las plantas y hay que tener cuidado y por otro, la ley de y que algo que puede curar te puede hacer enfermar en dosis inadecuadas.
Os recomiendo leer tambien los siguientes artículos, que tratan sobre la energía de las plantas medicinales: