
Jabón de Alepo
Alepoko xaboi tradizionala
El jabón de Alepo es considerado el jabón sólido más antiguo del mundo. Originario de la ciudad siria de Alepo, se elabora artesanalmente con solo cuatro ingredientes: aceite de oliva, aceite de laurel, agua y sosa cáustica vegetal. Vamos a descubrir como se elabora y su adaptación para poder fabricarlo en casa.
Un tesoro milenario desde Siria
El jabón de Alepo es considerado el jabón sólido más antiguo del mundo. Originario de la ciudad siria de Alepo, su receta se ha transmitido de generación en generación desde hace más de 2.000 años. Se elabora artesanalmente con solo cuatro ingredientes: aceite de oliva, aceite de laurel, agua y sosa cáustica vegetal. Nada más. Sin perfumes, colorantes ni aditivos. Su simplicidad y eficacia lo han convertido en un referente del cuidado natural de la piel.
Ingredientes nobles
- Aceite de oliva virgen extra: nutre, suaviza e hidrata la piel. Es la base principal del jabón.
- Aceite de laurel (en proporciones del 5 al 40%): aporta propiedades antisépticas, antiinflamatorias y purificantes.
- Agua y sosa vegetal (lejía): necesarias para el proceso de saponificación tradicional en caliente.
El contenido de aceite de laurel determina su potencia y precio: cuanto mayor, más purificante es. Un jabón con 20-30% de laurel es ideal para pieles mixtas o con afecciones.
Elaboración artesanal del jabón de Alepo
El jabón de Alepo es un producto ancestral, nacido hace más de 2.000 años en Siria, y considerado la base de muchos jabones tradicionales posteriores, incluido el famoso jabón de Marsella. Su receta es sencilla, pero su proceso de elaboración, lento y cuidado, es lo que lo convierte en un verdadero tesoro cosmético. Aquí te contamos cómo se puede elaborar de forma artesanal, desde la ceniza hasta el jabón curado.
1. Preparación de la sosa vegetal (a partir de ceniza).
Tradicionalmente, antes de existir la sosa cáustica industrial, se utilizaba lejía de ceniza, una solución alcalina obtenida a partir de las cenizas de maderas duras (como encina, olivo o roble).
Pasos:
- Se recolectan cenizas limpias (sin restos de grasa ni químicos).
- Se colocan en un recipiente grande, tipo cubo o barreño de cerámica o madera, con un pequeño orificio en el fondo para filtrar.
- Se vierte agua caliente sobre las cenizas (preferiblemente de lluvia o desmineralizada).
- Se deja reposar varias horas (o toda la noche) para que el agua extraiga los álcalis de la ceniza.
- El líquido que se filtra, de color ámbar claro, es lejía de ceniza.
- Para comprobar su concentración, se puede colocar un huevo fresco: si flota parcialmente, la lejía está en su punto adecuado para saponificar
Este proceso natural proporciona una sosa suave, ideal para jabones delicados como el de Alepo.
2. Elaboración de la mezcla (aceite + lejía).
Una vez obtenida la lejía:
- Se calienta aceite de oliva virgen extra a fuego lento en una gran olla (tradicionalmente de cobre).
- Se añade la lejía poco a poco, removiendo constantemente.
- Se inicia así el proceso de saponificación, en el que el aceite y la lejía reaccionan para formar jabón.
Después de varias horas de cocción lenta y constante, la mezcla toma una textura espesa y homogénea.



3. Incorporación del aceite de laurel
Cuando la saponificación está avanzada y la mezcla comienza a enfriarse ligeramente:
- Se añade el aceite de bayas de laurel en la proporción deseada (habitualmente entre el 5 y el 40%).
- Este aceite es el que otorga al jabón de Alepo sus propiedades antibacterianas, cicatrizantes y su aroma característico.
- Se mezcla bien para integrar todo de forma uniforme.
4. Molde y secado
Una vez terminado el proceso:
- Se vierte la pasta caliente en grandes mesas planas cubiertas con tela o papel vegetal.
- Se deja reposar durante uno o dos días.
- Luego se corta a mano en bloques rectangulares.
- Cada pastilla se sella con un cuño árabe que indica su procedencia y tipo.
5. Curación del jabón (6-12 meses)
El jabón se almacena en estanterías de madera, en lugares frescos y ventilados, durante al menos 6 meses. Durante este tiempo:
- Pierde humedad.
- Se endurece.
- Mejora su calidad y durabilidad.
- El exterior se vuelve ocre, mientras que el interior conserva un color verde intenso.
Propiedades y usos del jabón de Alepo
- Limpia en profundidad sin resecar.
- Calma la piel sensible, con tendencia a eccemas, dermatitis o psoriasis.
- Ayuda a tratar el acné por sus propiedades antisépticas.
- Se puede usar como:
- Jabón facial y corporal.
- Champú sólido.
- Jabón de afeitar.
- Mascarilla purificante (dejándolo actuar unos minutos antes de aclarar).
Ideal para todo tipo de piel
Este jabón, elaborado con paciencia y elementos naturales, conserva toda su fuerza terapéutica sin alterar el equilibrio de la piel. El uso de lejía vegetal aporta un valor añadido a nivel ecológico, histórico y de sostenibilidad.
El jabón de Alepo es especialmente adecuado para pieles sensibles, reactivas o problemáticas. No obstruye los poros, respeta el pH natural y no contiene sulfatos, siliconas ni fragancias. Su versión con alto contenido en aceite de laurel está recomendada para afecciones cutáneas, mientras que la de bajo porcentaje es más suave y puede usarse a diario.
Aunque es natural, se recomienda hacer una prueba en una zona pequeña si nunca lo has usado. Su acción puede resultar intensa los primeros días si la piel no está acostumbrada a productos tan puros.
Receta adaptada para hacer jabón de Alepo en casa
Este jabón conserva las cualidades esenciales del tradicional jabón de Alepo: suavidad, propiedades calmantes y limpiadoras, y una base totalmente vegetal. En esta versión casera, sustituimos el aceite de bayas de laurel por un oleato de hojas de laurel, que podemos hacer nosotras mismas, y empleamos sosa cáustica pura (hidróxido de sodio), lo que nos permite un control preciso del proceso.
El jabón de Alepo tradicional se elabora con aceite de oliva y aceite de laurel, pero en casa podemos hacer una versión adaptada usando un oleato de laurel (laurel macerado en aceite de oliva) y sosa cáustica para la saponificación.
Si no tienes un oleato de laurel preparado, empieza por preparar un buen oleato de laurel de la siguiente forma: Primero pon aceite de oliva al baño María (que el aceite esté a unos 40ºC) y añade hojas de laurel troceadas, preferiblemente frescas (aportan más aroma) o secas. Macera durante 3 horas y luego filtra el aceite.
Prepara la lejía disolviendo sosa en agua (siempre con precaución y en un lugar ventilado). Por otro lado, se mezclan los aceites (el de oliva y el oleato de laurel) y se calientan ligeramente. Reserva una parte de oleato de laurel (10%) para añadirlo más tarde, y así enriquecer el jabón con aceite de laurel. Una vez que ambas mezclas están a la misma temperatura, se combinan y se baten hasta que espesen. En este momento se añade el oleato de laurel que hemos reservado. Finalmente se vierte la masa en moldes y se deja reposar.
Después de 1 o 2 días se desmolda y se corta en pastillas. El jabón necesita curar al menos 6 semanas antes de usarse, para que pierda la alcalinidad y madure correctamente.
El resultado es un jabón vegetal, suave y muy beneficioso para la piel, especialmente en casos de eccemas, acné o irritaciones.
